Tradiciones Méxicanas: Día de muertos
El Día de Muertos es una celebración mexicana,
es considerado la tradición más representativa de la cultura mexicana.
La celebración se lleva a cabo en dos días: el 1 de noviembre es dedicado al
alma de los niños y el 2 de noviembre a la de los adultos. Honra a los ancestros durante el 2 de
noviembre, coincidiendo con la celebración católica del Día de los Fieles
Difuntos. Aunque se ve primariamente como una festividad mexicana, también se
celebra en muchas comunidades de los Estados Unidos donde existe una gran
población México-americana, y en una menor medida también se celebra en algunas
partes de Latinoamérica.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México, pueden ser trazados hasta la epoca de los indígenas de Mesoamérica, tales como los Aztecas, Mayas, Purepechas, Nahuas y Totonacas. Los rituales que celebran las vidas de los ancestros se realizaron por estas civilizaciones por lo menos durante los últimos 3,000 años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México, pueden ser trazados hasta la epoca de los indígenas de Mesoamérica, tales como los Aztecas, Mayas, Purepechas, Nahuas y Totonacas. Los rituales que celebran las vidas de los ancestros se realizaron por estas civilizaciones por lo menos durante los últimos 3,000 años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
Altar de
muertos
El altar es la representación iconoplástica de
la visión que todo un pueblo tiene sobre el tema de la muerte, y de cómo en la
alegoría conduce en su significado a distintos temas implícitos y los
representa en forma armónica dentro de un solo enunciado.
El altar de muertos es un elemento fundamental
en la celebración del Día de Muertos. Los deudos tienen la creencia de que el
espíritu de sus difuntos regresa del mundo de los muertos para convivir con la
familia ese día, y así consolarlos y confortarlos por la pérdida.
El altar, como elemento tangible de tal
sincretismo, se conforma de la siguiente manera. Se coloca en una habitación,
sobre una mesa o repisa cuyos niveles representan los estratos de la
existencia. Los más comunes son los altares de dos niveles, que representan el
cielo y la tierra; en cambio, los altares de tres niveles añaden a esta visión
el concepto del purgatorio. A su vez, en un altar de siete niveles se
simbolizan los pasos necesarios para llegar al cielo y así poder descan- sar en
paz. Este es considerado como el altar tradicional por excelencia. En su
elaboración se deben considerar ciertos elementos básicos. Cada uno de los
escalones se forra en tela negra y blanca y tienen un significado distinto.
En el primer escalón va colocada la imagen de
un santo del cual se sea devoto. El segundo se destina a las ánimas del
purgatorio; es útil porque por medio de él el alma del difunto obtiene el
permiso para salir de ese lugar en caso de encontrarse ahí. En el tercer
escalón se coloca la sal, que simboliza la purificación del espíritu para los
niños del purgatorio. En el cuarto, el personaje principal es otro elemento
central de la festividad del Día de Muertos: el pan, que se ofrece como
alimento a las ánimas que por ahí transitan. En el quinto se coloca el alimento
y las frutas preferidas del difunto. En el sexto escalón se ponen las
fotografías de las personas ya fallecidas y a las cuales se recuerda por medio
del altar.
Por último, en el séptimo escalón se coloca
una cruz formada por semillas o frutas, como el tejocote y la lima.


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